sábado, 16 de febrero de 2008

Buenos Aires, volviendo al principio

Pisar territorio conocido después de tantas andanzas patagónicas es, sin duda, como la sensación más parecida a dejarse caer en el propio hogar. Con aplomo y con comodidad, hacia el sofa más mullido y acogedor de toda la sala, donde las siestas son sueños seguros y reconfortantes. Esto es Buenos Aires. Una buena manera de resumir y retozar en los recuerdos de lo vivido hasta el momento, dejarse de nuevo sorprender por alguna delicatessen porteña y, sobre todo, un momento para el reencuentro con los nuevos conocidos y los todavía desconocidos.

Y es que es muy especial vivir un país con los que lo sufren y, a veces, lo disfrutan (paradigma del porteño) y te permitan recorrer con ellos su historia y sus valores, su música y sus noches, y, por supuesto, sus manjares. Porque Argentina es famosa por su carne (por cierto, se debe saber que tan barata porque el estado se encarga de ello, a golpe de talonario) y Buenos Aires por su incombustible jarana que hace envidiar lo que fueron nuestros despertares entre kalimotxo y Dos de Mayo.

De la mano de Analia, Fernanda, Fernanda y la prima de Analía (no hay error, doble calidad de lujo), conocimos más y mejor el comentado “carácter” de estos porteños (los habitantes de esta gran urbe), que difícilmente te deja indiferente: ingenio disfrazado de socarronería y a veces, si ellos me lo permiten, de exageración (ya lo dice el chiste: enOoorme!), con un sentido crítico envidiable, que les ayuda a recuperar y reclamar su historia y a los que se la llevaron por delante, y, al mismo tiempo, omnipresente (¿TODO puede estar TAN mal?), con un incorformismo que obliga lo mismo a mirar hacia delante, como los grandes pequeños emprendedores que son, como a mirar hacía atrás, buscando el rastro corrupto e infinito de su clase política. Piezas montadas sobre un soporte de tradiciones propias, de todas los rincones del resto de Argentina, e importadas desde nuestras queridas Galicia, Cádiz, Cerdeña, Sicilia...y otros muchos puntos del globo, que ayudan a entender tanta diferencia entre superficial homogeneidad.

Ocho días pues para recobrar fuerzas entre Caminito, Puerto Madero, Fantasmas de Goya (con mi Rubén entre bambalinas), Tigre, Ateneo y Konex, ya parte de nuestros recuerdos. Y el camino sigue...esbozando una sonrisa...

Besos sentíos

2 comentarios:

gutierre dijo...

Y siempre me pregunto, Qué tendrá Argentina!

Anónimo dijo...

Gracias chicos! me encantó que hayan conocido a Maisa, aunque no paresca, es mi sobrina!
Que lo sigan pasando bien y disfrutando del mundo!