Todo el mundo sabe que cada perro se parece a su amo...Y es que hay animales que con su gesto se nos asemejan tanto a lo humano que, aunque nos saltemos la propia lógica natural, parecen querer hablarnos, decir con ese ladrido que “no les gusta la comida” o con ese ronroneo que “les apetecen mimitos” (del todo humano, la verdad...)...Y direis, y?...
Lo pudimos comprobar en una accidentada “experiencia natural” en la Isla Magdalena, a dos horitas en barco de una ciudad llamada Punta Arenas. Estas comparaciones son, a veces, tan extremas que te está dando la sensación de invadir una tierra que no te pertenece y que “ellos” te lo hacen saber de la manera más ruidosa posible... Para muestra un boton (el del play...juajua!)
¿Será que su organización social en forma monógama, es decir, el pingüino con la pingüina para tener pingüinitos/as y crear un bonito hogar en una calentita madriguera, lo que nos parece tan humano? (aunque eso siempre es “humanamente” discutible para algunas personas..vamos...yo no Vanesiti!)...¿o será que esos andares que parecen indifencia nos recuerdan a un tranquilo paseo de domingo por el Retiro?...¿o será que nos vestimos como ellos en los grandes momentos?...sea como fuera...otro botón...
Lo dicho...cada perro con su amo (pero...cuál es cuál?)
Así que, mojados hasta la ultima lente de cámara nos volvimos a nuestra pequeña casita estilo inglés en este pueblecito colonial llamado Punta Arenas, donde nos esperaba cama, edredón para dos y una tarde-noche de películas y leche con galletas (de estas que no falten, como no!), viendo pasar tiempo y lluvia a partes iguales tras el cristal...
Y por hoy hasta aquí podemos contar...Besos y abrazos para tos!!
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