


Diario de dos oyarakos descubriendo mundo (o de un mundo descubriendo a estos pájaros)
Y es que es muy especial vivir un país con los que lo sufren y, a veces, lo disfrutan (paradigma del porteño) y te permitan recorrer con ellos su historia y sus valores, su música y sus noches, y, por supuesto, sus manjares. Porque Argentina es famosa por su carne (por cierto, se debe saber que tan barata porque el estado se encarga de ello, a golpe de talonario) y Buenos Aires por su incombustible jarana que hace envidiar lo que fueron nuestros despertares entre kalimotxo y Dos de Mayo.
De la mano de Analia, Fernanda, Fernanda y la prima de Analía (no hay error, doble calidad de lujo), conocimos más y mejor el comentado “carácter” de estos porteños (los habitantes de esta gran urbe), que difícilmente te deja indiferente: ingenio disfrazado de socarronería y a veces, si ellos me lo permiten, de exageración (ya lo dice el chiste: enOoorme!), con un sentido crítico envidiable, que les ayuda a recuperar y reclamar su historia y a los que se la llevaron por delante, y, al mismo tiempo, omnipresente (¿TODO puede estar TAN mal?), con un incorformismo que obliga lo mismo a mirar hacia delante, como los grandes pequeños emprendedores que son, como a mirar hacía atrás, buscando el rastro corrupto e infinito de su clase política. Piezas montadas sobre un soporte de tradiciones propias, de todas los rincones del resto de Argentina, e importadas desde nuestras queridas Galicia, Cádiz, Cerdeña, Sicilia...y otros muchos puntos del globo, que ayudan a entender tanta diferencia entre superficial homogeneidad.
Ocho días pues para recobrar fuerzas entre Caminito, Puerto Madero, Fantasmas de Goya (con mi Rubén entre bambalinas), Tigre, Ateneo y Konex, ya parte de nuestros recuerdos. Y el camino sigue...esbozando una sonrisa...
Besos sentíos
Todo el mundo sabe que cada perro se parece a su amo...Y es que hay animales que con su gesto se nos asemejan tanto a lo humano que, aunque nos saltemos la propia lógica natural, parecen querer hablarnos, decir con ese ladrido que “no les gusta la comida” o con ese ronroneo que “les apetecen mimitos” (del todo humano, la verdad...)...Y direis, y?...
Lo pudimos comprobar en una accidentada “experiencia natural” en la Isla Magdalena, a dos horitas en barco de una ciudad llamada Punta Arenas. Estas comparaciones son, a veces, tan extremas que te está dando la sensación de invadir una tierra que no te pertenece y que “ellos” te lo hacen saber de la manera más ruidosa posible... Para muestra un boton (el del play...juajua!)
¿Será que su organización social en forma monógama, es decir, el pingüino con la pingüina para tener pingüinitos/as y crear un bonito hogar en una calentita madriguera, lo que nos parece tan humano? (aunque eso siempre es “humanamente” discutible para algunas personas..vamos...yo no Vanesiti!)...¿o será que esos andares que parecen indifencia nos recuerdan a un tranquilo paseo de domingo por el Retiro?...¿o será que nos vestimos como ellos en los grandes momentos?...sea como fuera...otro botón...
Lo dicho...cada perro con su amo (pero...cuál es cuál?)
Así que, mojados hasta la ultima lente de cámara nos volvimos a nuestra pequeña casita estilo inglés en este pueblecito colonial llamado Punta Arenas, donde nos esperaba cama, edredón para dos y una tarde-noche de películas y leche con galletas (de estas que no falten, como no!), viendo pasar tiempo y lluvia a partes iguales tras el cristal...
Y por hoy hasta aquí podemos contar...Besos y abrazos para tos!!
Tras un masajín y algo de reposo matutino (Irmi mientras se iba a buscar aventuras al “Valle del Francés”), las fuerzas parecían volver y, aunque nos esperaban 3 horitas de marcha con dificultad media, el esfuerzo merecía la pena..Sin embargo, la prueba de fuego era el tercer dia, con 4 horas de subidas y bajadas, más una subida final de una hora y media que dejaba el Turmalet en un paseo. La rodilla tontorreaba pero la motivación de poder ver más allá de los valles, con lagos que se multiplicaban a cada metro que subíamos, eran motores suficientes para alimentar a las piernas cansadas...Y nuestro amigo el viento nos daba su cariño (en forma de empujón) y, a veces, su desprecio...
Por fin, tras una jornada andarile de 8 largas horas, el descanso reposaba en el “Campamento Chileno”. Ya sólo quedaba la ultima etapa...
En un viaje en el que tantas cosas van a pasar por tu retina, a veces puede ocurrir que algunas maravillas te resulten indiferentes. Para evitarlo quizás lo mejor sea modificarlas hasta que ya es imposible no sorprenderse. Así lo intentamos levántandonos a las 3 de la madrugada para la última subida a las famosas “Torres del Paine”. Claro, que lo hicimos también a nuestro estilo...armados con una linternilla (que está mu bien para cuando se te van los plomos de casa, pero pa esto..) y con otra, prestada y de deficiente calidad...Hasta que claro, 5 minutos después, dándonos cuenta de que andabamos más perdidos que Runo en una iglesia ;), decidimos volvernos, con más frio que tristeza. Por suerte, al mismo tiempo que nosotros, salían tres yanquis muy majos que nos recogieron con sus potentes linternas entre sus paternales brazos (el más joven 45, pero cómo subían las cuestas!). Conversación tras conversación (spanglish total) sobre sus vidas y las nuestras, algún resuello que otro, y unas espectaculares vistas a las estrellas en los claros que iba dejando el bosque, nos llevaron por el camino perfecto para “coronar” las benditas Torres...y el resto es inexplicable con palabras...una mezcla entre la magia del TajMajal “estilo natural”, sumado al orgullo de haber llegado tan arriba en plena noche, medio escalando, con sudor, frío, a lo Machu Pichu...En fin...Dejo que las fotos hablen por si mismas!
Miles de abrazos a todos...
PD: ya tenemos primer gran reencuentro en marcha!!!...New York nos espera!
Nuevas fotitos...Vamos avanzando!
Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.
Kavafis