viernes, 30 de mayo de 2008

Madrid, viaje de ida y vuelta

Volver a veces es duro. Sobre todo si la razón es obligada. Haberse metido, además, de lleno en una rutina, la vuestra que no es la mía, da vértigo y pereza al mismo tiempo.

Por eso y por todo lo demás, gracias, simplemente gracias. A todos los que con vuestras llamadas, mensajes y pensamientos (aunque no se hayan expresado viva voz) me habeis rodeado a mi y a los míos. Todo está bien ahora y poco a poco vamos andando por el buen camino. Yo me vuelvo al mío hasta que se me acabe. Disfrutad mucho mientras tanto.

Besos mu grandes

Jorge

domingo, 11 de mayo de 2008

Optimismo por bandera

Aqui estoy, solita en Saigón, como dice Jorge ¡¡estas cosas sólo me pasan a mi!!. Y es que pensé que había dejado de tener mala pata con los aeropuertos. Pero me equivoqué. Desde que tengo mochila nueva, mi maleta asoma vencedora por la cinta transportadora en cada uno de los vuelos, disfruto de ropa limpia y cepillo de dientes a mi llegada, no tengo que reclamar idemnizaciones ni pasearme por el H&M de la ciudad a la que voy a hacer turismo porque se dejan mi maleta en Madrid ¡¡sin descubrirlo hasta mi vuelta!!, tampoco había vuelto a sufrir overbooking, sólo amenaza el día que comenzamos nuestra vuelta al mundo.

Esta mañana Jorge y yo cambiamos nuestros últimos dongs (la moneda vietnamita) y se fue haciendo mayor la ilusión de reencontrar a nuestros amigos en Bangkok...Estabamos a punto de hacer el check in cuando de repente me di cuenta de que ¡¡se habían separado las tapas de mi pasaporte del resto de las hojas!! Muy amablemente me han explicado que podrían dejarme volar (hacerse los locos, me ha insinuado el policía jefe de fronteras) pero que como en Tailandia no me iban a dejar entrar, obligándome a volver a Vietnam, no podían autorizarme a salir del país...Y como hoy es domingo, imposible contactar con la embajada...Por suerte no pierdo el dinero de mi vuelo...Al principio ha sido un poco de acojone, mis papeles no valían, por un momento me he sentido ilegal, en tierra de nadie...

Así que he decidido sacarle la lengua a la adversidad y confiar en mi suerte: ¡¡con optimismo por bandera!!. Mañana será otro día.

sábado, 10 de mayo de 2008

Entre tópicos y películas

Grande, enorme, rica, poderosa, cosmopolita, fría, bulliciosa, cinematográfica, rápida, humeante, alta, brillante, interminable, cultural...quizás todas o ninguna de estas cosas. Definir Nueva York es pararse en cada uno de sus tópicos y desmenuzarlos poco a poco, y ver que detrás de ellos hay muchos otros, conocidos y no tanto.

Todo el mundo lo dice: es como estar en una película...”sisi, yaya” (decía yo)...Pero es que no sabeis: ES REALMENTE COMO ESTAR EN UNA PELÍCULA!!! Por allí ves las alcantarillas humeantes desde la que saldrá un todavía negro Michael Jackson con ojos de serpiente, allá esas escaleras de emergencia de “Primos Lejanos”, Woody Allen se puede asomar en cualquier momento tras una esquina del Soho, entras en un garito del East Village y huele a Rock de los 70’s, 80’s, 90’s y los 00’s, los negros son muy negros, los gordos muy gordos, la comida a lo bestia, los policias con rosquillas...Lo que no te llega tanto desde la pantalla es el olor en cada esquina a todas las partes del mundo (lo mismo Turquía, Italia o el lejano oriente), ni el sonido vibrante de una pandereta acompañada de contrabajo, guitarra y trompeta interpretando buenas notas de Jazz, ni el incesante metro que lleva a los más noctámbulos al tiempo que a los más madrugadores por esa ciudad que efectivamente, nunca duerme...

Tras el primer impacto de realidad y minimalismo (hasta una papelera tiene su interés porque “sale en las películas”!) y gracias a unas inmejorables vistas de un piso prestado entre Harlem y Manhathan (gracias Bego & Fam!), nos empeñamos en patearnos cada centímetro y descubrir las otras caras, paseando por el famoso Central Park y sus corredores de primeras horas, con sus museos que te llevan desde los dinosaurios de película de tres de la tarde hasta Picasso y sus “Señoritas”, pasando por el vanguardismo mas inexplicable del Whitney. Con sus misas de domingo con negros, hispanos y algún aparente blanco despistado llegando al éxtasis mientras cantan a sones del “Dios Todopoderoso”. Todo, desde arriba y desde abajo, con el vértigo de decir: “estoy aquí, estoy en Nueva York”.

Y cuando uno se va después de dos semanas, nota que no se va de otra ciudad más, porque seguro que a ésta se vuelve.