Volver a veces es duro. Sobre todo si la razón es obligada. Haberse metido, además, de lleno en una rutina, la vuestra que no es la mía, da vértigo y pereza al mismo tiempo.
Besos mu grandes
JorgeDiario de dos oyarakos descubriendo mundo (o de un mundo descubriendo a estos pájaros)
Volver a veces es duro. Sobre todo si la razón es obligada. Haberse metido, además, de lleno en una rutina, la vuestra que no es la mía, da vértigo y pereza al mismo tiempo.
Besos mu grandes
JorgeAqui estoy, solita en Saigón, como dice Jorge ¡¡estas cosas sólo me pasan a mi!!. Y es que pensé que había dejado de tener mala pata con los aeropuertos. Pero me equivoqué. Desde que tengo mochila nueva, mi maleta asoma vencedora por la cinta transportadora en cada uno de los vuelos, disfruto de ropa limpia y cepillo de dientes a mi llegada, no tengo que reclamar idemnizaciones ni pasearme por el H&M de la ciudad a la que voy a hacer turismo porque se dejan mi maleta en Madrid ¡¡sin descubrirlo hasta mi vuelta!!, tampoco había vuelto a sufrir overbooking, sólo amenaza el día que comenzamos nuestra vuelta al mundo.
Esta mañana Jorge y yo cambiamos nuestros últimos dongs (la moneda vietnamita) y se fue haciendo mayor la ilusión de reencontrar a nuestros amigos en Bangkok...Estabamos a punto de hacer el check in cuando de repente me di cuenta de que ¡¡se habían separado las tapas de mi pasaporte del resto de las hojas!! Muy amablemente me han explicado que podrían dejarme volar (hacerse los locos, me ha insinuado el policía jefe de fronteras) pero que como en Tailandia no me iban a dejar entrar, obligándome a volver a Vietnam, no podían autorizarme a salir del país...Y como hoy es domingo, imposible contactar con la embajada...Por suerte no pierdo el dinero de mi vuelo...Al principio ha sido un poco de acojone, mis papeles no valían, por un momento me he sentido ilegal, en tierra de nadie...
Todo el mundo lo dice: es como estar en una película...”sisi, yaya” (decía yo)...Pero es que no sabeis: ES REALMENTE COMO ESTAR EN UNA PELÍCULA!!! Por allí ves las alcantarillas humeantes desde la que saldrá un todavía negro Michael Jackson con ojos de serpiente, allá esas escaleras de emergencia de “Primos Lejanos”, Woody Allen se puede asomar en cualquier momento tras una esquina del Soho, entras en un garito del East Village y huele a Rock de los 70’s, 80’s, 90’s y los 00’s, los negros son muy negros, los gordos muy gordos, la comida a lo bestia, los policias con rosquillas...Lo que no te llega tanto desde la pantalla es el olor en cada esquina a todas las partes del mundo (lo mismo Turquía, Italia o el lejano oriente), ni el sonido vibrante de una pandereta acompañada de contrabajo, guitarra y trompeta interpretando buenas notas de Jazz, ni el incesante metro que lleva a los más noctámbulos al tiempo que a los más madrugadores por esa ciudad que efectivamente, nunca duerme...
Tras el primer impacto de realidad y minimalismo (hasta una papelera tiene su interés porque “sale en las películas”!) y gracias a unas inmejorables vistas de un piso prestado entre Harlem y Manhathan (gracias Bego & Fam!), nos empeñamos en patearnos cada centímetro y descubrir las otras caras, paseando por el famoso Central Park y sus corredores de primeras horas, con sus museos que te llevan desde los dinosaurios de película de tres de la tarde hasta Picasso y sus “Señoritas”, pasando por el vanguardismo mas inexplicable del Whitney. Con sus misas de domingo con negros, hispanos y algún aparente blanco despistado llegando al éxtasis mientras cantan a sones del “Dios Todopoderoso”. Todo, desde arriba y desde abajo, con el vértigo de decir: “estoy aquí, estoy en Nueva York”.
Y cuando uno se va después de dos semanas, nota que no se va de otra ciudad más, porque seguro que a ésta se vuelve.
Nuevas fotitos...Vamos avanzando!
Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.
Kavafis